martes, 27 de noviembre de 2012

PUERTA DEL ÁNGEL


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PUERTA DEL ÁNGEL:
AQUELLOS DÍAS DE JULIO.

Por Inés Tremis.

Aunque la literatura en torno a los tres días de Julio más famosos en la historia de Madrid es muy abundante, la mayoría se centra en la toma del cuartel de la Montaña. Centro de la rebelión, se convirtió en el icono de la respuesta del pueblo de Madrid al golpe de estado, y su notoriedad eclipsó los sucesos transcurridos en otros puntos de la capital. Como diría un año después el comandante Vitali: … Ahora todos dicen que han tomado el cuartel de la Montaña. Parece como si hubieran sido un millón de hombres los asaltantes... (1). Sin embargo, muchos de los que se movilizaron, permanecieron en sus barrios, y siguiendo las directrices de sus partidos y sindicatos, realizaron servicios de enlace, vigilancia o participaron activamente en el asalto a los cantones. De lo que ocurrió dentro de estos últimos (Cuatro Vientos, Getafe, Campamento y Vicálvaro) también nos han llegado relatos más o menos detallados, pero de la actuación del resto, de la respuesta en las barriadas obreras de Madrid, no hubo casi reflejo en la literatura de la época(2). Por ello, es difícil construir una relación consistente de cómo se desarrollaron los hechos durante esos tres días en los barrios de Cuatro Caminos, Prosperidad, Tetuán de las Victorias, Vallecas, etc. y, en concreto en el del Puente de Segovia, que junto al de Toledo, constituía uno de los accesos naturales para la entrada de las tropas acantonadas en Campamento y Cuatro Vientos. Lo que ocurrió en éstos últimos, debió de ser determinante para el fracaso del golpe en Madrid.

La barriada del Puente de Segovia aparece mencionada en algún artículo periodístico de la época, y en memorias y biografías escritas posteriormente, pero como es natural suelen ser breves alusiones. Pocos le dedican más de unas líneas, entre ellos destacan los periodistas Eduardo Guzmán que cubría los sucesos como redactor jefe del periódico “La Tierra”, y Antonio Lezama, el viejo corresponsal de las guerras de Marruecos y subdirector del diario La Libertad(3). También hubo un testigo de excepción, Manuel Tagüeña, en aquél momento militante activo de las Juventudes Socialistas(4). Su testimonio nos permite imaginar los acontecimientos transcurridos esos días en la barriada. También hay que contar con las declaraciones contenidas en la imprescindible “Causa General”, pero por encima de todo están las fotos que, sin palabras, nos trasladan con la fuerza de la imagen al momento preciso.

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La barriada del Puente de Segovia

A lo largo de los “felices veinte” y los primeros años de 1930, el arrabal del Puente de Segovia experimenta un creciente desarrollo urbanístico y social, sin perder en este tiempo el adjetivo “popular” que siempre le acompaña en las escasas noticias de la época. Un arrabal popular pues, el barrio obrero al otro lado del puente de Segovia, como escribiría Arturo Barea(5), que había sido colonizado por sucesivas oleadas inmigrantes procedentes del mundo rural. Los bajos precios de las viviendas y las facilidades de comunicación que proporcionaba la estación del ferrocarril de Goya, fueron un gran atractivo para el asentamiento en este margen izquierdo del Manzanares que en estas fecha alcanzaba los casi 9.000 habitantes. El barrio limitado al norte por la Casa de Campo, y al este por el Manzanares, se extendió hacia el sur y oeste, hacia La Solana y Huerta Castañeda, donde se formaron bolsas de pobreza, sin infraestructuras y servicios(6). De sus carencias en 1930, daba cuenta el diario “El Imparcial":....Existe un sendero de lodo y charcos infectos, sin un solo árbol, conocido con el nombre de paseo de los Jesuitas. El cerro del Cuervo, altura que domina a la barriada, es un montículo de barro y basura. Huelga decir que no hay ni una luz siquiera... (7).Años antes había sido instalada la sucursal de la casa de socorro del distrito de Palacio (1922) en la plaza del Puente de Segovia, y más atrás, las escuelas de “María Cristina” (1916) en la calle Antillón n. º 6. Un edificio destacará por encima de todos: la iglesia Santa Cristina en la plaza de Puerta del Ángel, una elegante construcción neomudéjar erigida en 1906.

Sucursal de la casa de Socorro del distrito de Palacio, situada en la plaza del Puente de Segovia. Foto anterior a 1932. Memoria de Madrid http://www.memoriademadrid.es/

Puerta del Ángel. Al fondo la iglesia de Santa Cristina. Septiembre de 1934.

La misma puerta del Ángel que daba entrada a la Casa de Campo, estaba situada al norte de la plaza a la que daba su nombre.

Puerta del Ángel en los años 1930. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.Publicada en www.lacasadecampo.net.

Con la llegada de la República, la situación del barrio mejora. La población, muy joven y de escasa cualificación laboral, experimenta un gran crecimiento favorecido por la apertura de la Casa de Campo (1931), la prolongación de la línea del tranvía hasta el Término (1926) y la inauguración de un mercado (1932). También por la dotación de otros servicios como los centros de enseñanza de Tirso de Molina, Rosario Acuña y Joaquín Dicenta en 1933.

Vista actual de la portada del Mercado de Tirso de Molina. FOTO EG.

Al principio del Paseo de Extremadura se ubicaba el cine-salón Variedades, donde tendrían lugar muchos de los mítines que convocó en esos años el Círculo Socialista del Puente de Segovia, cuyo local distaba pocos metros, en el n. º 35 del Paseo y que tendría también su protagonismo en los acontecimientos que nos ocupan.

Vista áerea parcial de la zona de la Puerta del Ángel. 18-05-1946. Foto: José María Pérez Córdoba.

A pesar de su condición marginal en ese momento, la barriada estaba asentada en un punto estratégico de la ciudad. Al control sobre el acceso al Puente de Segovia, unía su proximidad al palacio presidencial, al cuartel de la Montaña y a la misma Puerta del Sol. Puerta de entrada a Madrid desde Extremadura, era el paso natural para la para las tropas acantonadas en Cuatro Vientos y Campamento.

Puente de Segovia. 1930. Foto Memoria de Madrid.

Precisamente, uno de los primeros planes de operaciones manejados por los sublevados fue iniciar el golpe con las fuerzas del Campamento de Carabanchel, que marcharían “sobre Madrid, provocarían un combate en posiciones favorables de la Casa de Campo, y, derrotadas las fuerzas gubernamentales, entrarían contra ellas de flanco en su huída, las tropas del Cuartel de la Montaña”(8). Y probablemente, para lograr el éxito de la empresa, estaría previsto dominar el Puente de Segovia así como sus aledaños. Para Guzmán, el barrio constituía un punto de valor decisivo en la contienda que habría de librarse.

Plano nuevo de Madrid. Vicente de Castro Les. 1940. Cartoteca de Catalunya.

Por diversas circunstancias, este plan no llegó a llevarse a cabo: la parálisis y descoordinación de los conjurados en los primeros momentos, y los enfrentamientos entre militares leales y sublevados en el interior de los cantones, permitió que, a pesar de la pasividad y las vacilaciones iniciales del gobierno, la reacción popular y de las fuerzas gubernamentales tomara ventaja(9). Así lo percibió Tagueña “la angustia se cernía sobre la ciudad. Desde luego, la sublevación en África no ofrecía dudas. Pero algo había fallado en la simultaneidad de la acción de los conjurados. En Madrid, los cuarteles permanecían callados, las tropas acuarteladas y los alrededores solitarios...”(10).

Desde el 14 de julio, el ambiente en Madrid se había vuelto irrespirable. En los locales de los partidos y agrupaciones, en la Casa del Pueblo, “eran miles y miles de afiliados los que se aglomeraban..., como si la inminencia del combate, los despertara para luchar."(11). Y eso mismo sucedía en todos los partidos y organizaciones del Frente Popular, tanto en la capital como en el resto del país. Arrarás también destaca la anormalidad de las calles, ocupadas por grupos de transeúntes inusuales, y en algunos casos armados, “ya no cabe duda de que en Madrid ocurre o se prepara algo excepcional. Los carritos ambulantes de helados y bebidas huyen de todas las esquinas. Los taxis públicos y los coches particulares llevan más velocidad que de costumbre. De pronto en una bocacalle, un grupo surge de las tinieblas se atraviesa en mitad de la calzada, cerrándola con un cordón humano, y lanza la voz de alto!. Los que la dan sacan a relucir pistolas automáticas y exigen documentos de identidad…. Y lo más raro es que muchas de esas patrullas van acompañadas por guardias de asalto de uniforme y con tercerola. Son las milicias socialistas”(12).

Glorieta de Atocha. Foto Díaz Casariego. Julio de 1936.

El sábado por la tarde, la noticia de la rebelión militar se había extendido por todo Madrid y la gente acudía a la Puerta del Sol en busca de noticias. Guzmán, testigo de primera mano, relata cómo “de Ventas, del Pacífico, de Chamberí, de los barrios de Extremadura y Toledo, llegan los tranvías abarrotados de trabajadores excitados y vociferantes.... millares y millares de personas acuden desde todas las barriadas a pedir armas en tono cada vez más imperioso y amenazante”(13). Mientras el gobierno duda y se ofusca intentando digerir un pronunciamiento largamente anunciando, en las calles comienzan los saqueos a las armerías y la gente en las barriadas toma la iniciativa. Una obsesión “domina y agita a todos: armas!”(14).

Hay varios testimonios de lo que ocurrió esa noche en la barriada. Al atardecer, Manuel Tagüeña recibe la orden de acudir “al Círculo Socialista del Puente de Segovia a recibir fusiles”. En la Casa de Campo, en la entrada de la Puerta del Ángel, se instruye militarmente a las Juventudes Socialistas bajo la dirección del teniente coronel de infantería Julio Mangada Rosenhorn.

Casa de Campo. Campamento del Cuartel de Milicias de Mangada. Al fondo se ve la tapia de la casa de Campo. Foto Enderiz. AHN, Causa General.

Cuando llega, Tagüeña se sorprende, no localiza a sus milicianos, “todos eran gente extraña. Pronto apareció un camión cargado con fusiles y comenzaron a repartirlos. Estaban engrasados, los limpiamos con periódicos e improvisamos cuerdas para colgarlos del hombro pues venían sin correas. En cuanto a municiones, no nos daban más que un cargador con cinco cartuchos por persona. Se entregaban las armas a todo el que alzaba la mano para agarrar una: parecía una escena tomada de las películas de la revolución rusa” . Y continúa, “pronto el Círculo Socialista estuvo repleto, los fusiles comenzaron a repartirse en la calle, los hombres armados atravesaban la carretera de Segovia y se metían en la Casa de Campo. Entre los paisanos, comenzaron a verse algunos uniformes, la mayor parte de sargentos y suboficiales y algún oficial, entre los cuales estaba el teniente coronel Mangada. Llegó por allí Fernando de Rosa y comenzamos a buscar entre la muchedumbre a nuestros milicianos para agrupar a nuestras compañías”. Entre la muchedumbre “están también -no importa a qué partido o sindicato pertenezcan- todos los jóvenes del puente de Segovia”(15).

El italiano Fernando de Rosa, en una entrevista publicada por Mundo Gráfico del 2 de septiembre de 1936, donde comentaba: “Al estallar la rebelión militar, los primeros quinientos fusiles que recibieron paisanos por orden del Ministerio de la Guerra fueron los nuestros. Nos los dieron en el Parque de Artillería, y los llevamos al Círculo Socialista del Sur, en la calle de Valencia”. Foto Videa .

Apoyado por su experiencia militar, se dedica toda la noche a formar en el manejo a centenares de personas que no tenían ninguna instrucción militar(16) en lo que ya es de facto el cuartel general de milicias de Mangada.

Milicias hacen instrucción militar delante de la tapia de la Casa de Campo, junto a la la Puerta del Ángel. 19 de julio de 1936.

Un periodista de Crónica, también relata sus impresiones de aquélla noche: “llegamos al Puente de Segovia y a la puerta de la Casa de Campo, dentro de la cual millares de jóvenes de las Milicias, al mando del teniente coronel Mangada, esperan órdenes... Diversos grupos comentan los acontecimientos y escuchan la radio. El señor Mangada pasa rápido ante nosotros para internarse en la Casa de Campo y aleccionar allí, en previsión de un posible ataque a estos jóvenes de veinte años, la mayor parte de los cuales se ven por primera vez en su vida con un fusil en la mano. Llegan noticias concretas. Las traen varios emisarios destacados hasta más allá del lugar de la concentración. Las personas que estaban en la calle corren a refugiarse en sus casas, mientras Mangada organiza el bloque para cortar la entrada en Madrid. Labor inútil. Por lo menos, esta noche no han venido los sublevados en Carabanchel”(17).

Milicias en Madrid, la noche del sábado al domingo. Foto Videa. Crónica, 26 de Julio de 1936.

Mientras, Eduardo Guzmán, junto a Isabelo Romero y otros confederales, atraviesa Madrid de noche y durante más de una hora recorre los barrios que se extienden entre la Casa de Campo y la carretera de Toledo y hasta Campamento y Carabanchel. En este viaje constata cómo: “... grupos armado que vigilan en puntos estratégicos al amparo de barricadas improvisadas; centenares de obreros en los alrededores de todos los círculos socialistas, los ateneos libertarios o los radios comunistas esperando órdenes y reclamando armas... En el Alto de Extremadura, los dos Carabancheles, Mataderos y los puentes de Segovia y Toledo la preocupación fundamental son los cuarteles de Campamento... se teme que en cualquier momento inicien la marcha sobre el centro de Madrid y el aeródromo militar de Cuatro Vientos. ... algunos llevan uniforme de las milicias socialistas; ¿ y los guardias? ni los civiles ni los de asalto muestran la menor hostilidad contra los obreros armados”(18).

Milicias vigilan la entrada a la Casa de Campo en la Puerta de la República. 19 de julio de 1936. Foto Alfonso. Publicada en La Voz (Madrid), 20 de julio de 1936 y cedida por el Rufián Meláncolico (clic aquí para ir a la primera entrega , de un total de doce, de la ya mítica serie: Desmemoria de García Atadell, Paracuellos y Amor Nuño)..

Las milicias de Mangada en la glorieta de la Puerta del Ángel la noche del sábado al domingo 19. Foto Videa. Crónica, 26 de Julio de 1936.

La mañana del 19 de julio Madrid amaneció totalmente cambiada. Después de un día completo de tensa espera, la ciudad estaba vacía y paralizada. Se había producido esa “rara inversión vital característica de las grandes convulsiones urbanas. Los órganos capitales dejan de funcionar o quedan relegados a un último plano,... el centro de Madrid se desplaza; ya no está en sus barrios mejores y más ellos, sino en los más pobres y amontonados...”(19). Si la presencia de la guardia de asalto y guardia civil era patente en el centro, disminuía progresivamente al alejarse del mismo. En los arrabales y barrios extremos, las labores de vigilancia y control recayeron, casi en exclusiva, en las milicias obreras movilizadas. La Casa del Pueblo de Madrid había dispuesto que ningún obrero abandonara la capital(20) y todos los leales habían obedecido la orden.

En la Puerta del Ángel, las milicias habían ocupado la plaza y los alrededores. Hombres, y también mujeres, habían tomado todas las bocacalles y lugares estratégicos como terrazas y azoteas. En la de la iglesia de Santa Cristina, vigilaban la entrada del Paseo de Extremadura.

Jóvenes de la barriada del Puente de Segovia, en la azotea de la Iglesia de Santa Cristina de la Puerta del Ángel, vigilando la entrada a Madrid. 19 de Julio de 1936. Foto Díaz Casariego. El Heraldo 20 de julio de 1936.

Otra vista de la azotea de la Iglesia de Santa Cristina de la Puerta del Ángel con hombres y mujeres armados. Al fondo el Paseo de Extremadura. 19 de Julio de 1936. Foto Contreras y Vilaseca. Archivo CNT.

Jóvenes del Puente de Segovia, en la azotea de la Iglesia de Santa Cristina de la Puerta del Ángel, perteneciente a la misma secuencia fotográfica. A la izquierda la Casa de Campo, donde Mangada tenía instalado su cuartel general. 19 de Julio de 1936. [Foto Contreras y Vilaseca]. Archivo CNT.

Vista actual de la azotea de la parroquia de Santa Cristina donde se instalaron los jóvenes el 19 de julio. FOTO EG.

Se había instalado una ametralladora en mitad de la plaza, así como barricadas para evitar el paso de vehículos.

Milicias instalan una ametralladora Hotchkiss en medio de la plaza de la Puerta del Ángel. Al fondo el Círculo Socialista del Paseo de Extremadura.

El control sobre éstos y sobre los viandantes era muy riguroso. Hay algunos testimonios recogidos en Causa General de cómo las milicias impidieron el paso de los militares al Aeródromo y Campamento.

El tranvía 35 de la línea Plaza Mayor-Puerta del Angel, detenido por un control. Dos empleados del tranvía hablan con un militar delante de una barricada en la Puerta del Ángel. 19 de julio de 1936. AHN, Causa General.

Milicias en la puerta de la Iglesia de Santa Cristina. Uno de ellos parece examinar unos papeles. Al fondo la tapia de la Casa de Campo y a la izquierda la Iglesia Santa Cristina. AHN. Causa General.

Es el caso del capitán José Guevara Lizaur, que esa mañana “intentaba subir al aeródromo en coche oficial del mismo y al llegar a la Puerta del Ángel dieron orden las Milicias al parecer transmitida por el teniente Coronel Mangada de la imposibilidad de continuar el viaje”(21). En esa tensa espera, hombres armados entraban y salían del cuartel de milicias de Mangada por la Puerta del Ángel.

Milicias armadas acompañadas de un militar (Mangada?) entran a la Plaza de la Puerta del Ángel desde la Casa de Campo por la Puerta del Ángel, procedentes del cuartel de Mangada. 19 de Julio de 1936.

El cuartel estaba situado junto a la tapia de la Casa de Campo, en la explanada inmediata a la Puerta del Ángel, en la actual Avenida de Portugal.

Casa de Campo. Milicianos en el Cuartel de Milicias de Mangada situados al otro lado de la Puerta del Ángel en la actual Avenida de Portugal. Al fondo las casas del Paseo de Extremadura y la tapia de la Casa de Campo. Foto Enderiz. AHN, Causa General.

También algún camión abarrotado de milicianos atraviesa la Puerta, ampliada años antes para permitir el paso de vehículos(22).

Un camión lleno de milicianos atraviesa la Puerta del Ángel procedente del cuartel de milicias de Mangada, situado al otro lado, en la Casa de Campo. AHN, Causa General.

José García Pradas, militante confederal comentaba a Eduardo Guzmán como en el Puente de Segovia “somos más de dos mil, pero entre todos no tenemos ni cincuenta fusiles” . Allí se encuentra también Ángel, hermano del periodista, criado en ese barrio, donde preside un club de atletismo. Ángel, es amigo de Mangada, por ello no era extraño que se encontrara en la Casa de Campo donde el teniente coronel estaba organizando los batallones. Con ellos se encontraba también, según Guzmán, Cipriano Mera recién liberado.

Manuel Tagüeña, que había pasado la noche en el Círculo Socialista del Puente de Segovia, intentaba reunir parte de las tres compañías de jóvenes socialistas, y junto a él se encuentra Fernando Claudín.

Fernando Claudín y Santiago Carrillo delante de la tumba de Pablo Iglesias. Julio de 1936. Publicada en el blog “La biblioteca fantasma”. (clic aquí para ir a la página).

El baile de gobiernos finalizaba con la noticia de un nuevo ejecutivo presidido por Giral. “No había sonado todavía un tiro, los cuarteles seguían cerrados, silenciosos y aislados, con una tierra de nadie a su alrededor, rodeada por patrullas de paisanos armados. Era una incógnita lo que Iba a suceder, pero se sabía con certeza que los aeródromos de Cuatro Vientos y Getafe estaban con el Gobierno, que los guardias de asalto eran leales a la República y que la Guardia Civil seguía neutralizada”(23). Aún se pensaba que la inactividad en los cantones era sinónimo de su lealtad a la República

A estas alturas del día, según Arrarás, “no se reconoce ya más poder que el de los sindicatos obreros. La glorieta de cuatro caminos, al comenzar la tarde está también como cuajada de milicianos y fusiles. En la plaza de Lavapiés a la misma hora, desfilan centenares de mosqueteros rojos con bandera y corneta. Junto a la puerta de Toledo se hacen ejercicios militares: unos sargentos instructores enseñan a marcar el paso a pelotones de novatos, cuyas alpargatas levantan nubes de polvo”(24).

En Campamento se espera la llegada de Alvarez Rementería,y mientras toma el mando de los Zapadores el capitán Álvarez Paz. “Pero hacen falta oficiales, media docena por lo menos, para ocupar los puentes sobre el manzanares. Hay que desistir de esa operación urgente hasta que lleguen los refuerzos de mando solicitados a Madrid por teléfono. ... En un abrir y cerrar de ojos, un vasto y misterioso rumor circula por el ámbito entero de la capital: “las tropas del campamento de Carabanchel están sublevadas contra el gobierno” (25).

Esa tarde se presentaron unos camiones custodiados por guardias de asalto en las puertas del Parque de Artillería de Pacífico, que desde primeras horas del día había sido rodeado por la multitud. Tres tenientes coroneles, Lacalle, Mangada y Marina, y dos comandantes Sánchez Aparicio y Fernández Navarro, venían a hacerse cargo del armamento y municiones(26). La espera había terminado.

Entrega de armas a las milicias en un lugar indeterminado de Madrid. Foto Marina. AHN, Causa General.

El diario “la Libertad” nos transporta con su vibrante crónica al desenlace: “El teniente coronel de Infantería D. Julio Mangada, contando con un efectivo de unos seis mil hombres, al conocer la equivoca actitud que frente al Poder constituido mantenían los regimientos establecidos en el campamento de Carabanchel, organizó, en combinación con el Gobierno, una acción militar”. Militares y milicias leales movían ficha.

Un vehículo blindado sube el Paseo de Extremadura, a la altura de la plaza de la Puerta del Ángel, en dirección a Campamento. 19 de julio de 1936.

Un carro de guardias de asalto sube el Paseo de Extremadura en dirección a Campamento, a la altura de la plaza de la Puerta del Ángel, entre las aclamaciones de los allí congregados. 19 de julio de 1936. Foto Díaz Casariego. Publicado en El Heraldo de Madrid, 20 de julio de 1936, p. 6

“...con una táctica militar admirable se organizó la marcha sobre el Campamento. La mitad del efectivo de las milicias iba por el interior de la Casa de Campo camino de Retamares para, en un movimiento envolvente, rodear completamente a los sediciosos, en colaboración con la otra mitad, que avanzaba en guerrillas por la carretera de Extremadura, y en cuya ayuda habían acudido fuerzas de la Guardia civil y de Asalto. En las primeras horas de la mañana se produjo el primer choque... que hizo comprender al teniente coronel Mangada y a los otros jefes y oficiales que con él mandaban las fuerzas republicanas que, era precisa la colaboración de la artillería y de la aviación para que el asalto a los cuarteles pudiera efectuarse con todas las garantías de éxito y con el menor número posible de bajas. Cuando se estudiaban estas posibilidades, llegó la noticia de la rendición del cuartel de Getafe, y con la noticia varios de los milicianos que habían contribuido a ella... Con este refuerzo, y en comunicación con el Gobierno, se determinó que la aviación y varios de los cañones cogidos a los sediciosos de Getafe se lanzaran como un alud sobre los que se resistían a rendirse. La batalla duró alrededor de cinco horas... Cuando de los pabellones, comprendiendo quienes les defendían que toda resistencia era inútil, sacaron banderas blancas, cosa que no ocurrió desgraciadamente en todos, los milicianos, llevando a su lado fuerzas de guardias civiles y de asalto, y todos ellos dirigidos por Mangada, Lezama, Pradas y otros paisanos y jefes y oficiales, se lanzaron valientemente.. a la toma de los edificios. Vimos a nuestro subdirector, D. Antonio de Lezama, y a varios destacados militantes de la C. N. T., amén de las ya sabidas milicias socialistas y comunistas. Sobre las dos y pico de la tarde quedó totalmente dominada la situación”(27).

Casi al mismo tiempo, caía el Cuartel de la Montaña. Los carros de la guardia de asalto recorrieron el camino inverso, y atravesaban el Paseo de Extremadura ante el entusiasmo de la multitud.

Como escribió Guzmán, en esos momentos ¿quién podía suponer cuál sería el final de todo? ¡La Guerra había comenzado!.

Inés.

Un carro de Guardias de Asalto procedente de los cantones, desciende el Paseo de Extremadura. 20 de julio de 1936. Archivo CNT.



AGRADECIMIENTOS

Quería aprovechar para agradecer a Florentino Areneros la oportunidad que me brinda para participar en su prestigioso blog, y a Moncloveño sus valiosos consejos y ayuda . También a los compañeros del foro Gefrema (www.gefrema.org/foro/) y del foro Viejo Madrid (http://viejomadrid.foro-activo.es/), y en especial a José María Pérez Córdoba.

Inés.

NOTA DE LA REDACCIÓN

Desde la Redeacción de Sol y Moscas queremos agradecerá Inés Tremis la deferencia que ha tenido al publicar esta sublime crónica en Sol y Moscas. Es todo un honor para esta modesta publicación el contar con la colaboración de una maestra consagrada de la guerracivilmaquia (que tantas puertas grandes ha abierto) como es ella. Esperamos que este acontecimiento se vuelva a repetir en el futuro y podamos ver nuevamente a Inés saltar al albero de esta su plaza donde tanto se la quiere y admira.

Florentino Areneros.

NOTAS


1-Romero Cuesta, J. El comandante Carlos de aquel 5.º regimiento... Mundo Gráfico. n. 1334, 26-05-1937, p.3
2-La bibliografía sobre el golpe de estado en Madrid es extensísima, pero este tipo de estudios “locales” han sido mucho menos frecuentes. Un ejemplo: Ciudadanos por el cambio (2011). [en línea]. El 18 de julio de 1936 en Leganés. Disponible en:

http://www.ciudadanosporelcambio.com/mantenimiento/ficheros/18julio1936%28II%29.pdf

3-Lezama recorrió esta barriada junto a las milicias para cubrir los acontecimientos en los cantones de Getafe y Campamento, mientras la mayor parte de los reporteros se mantenían en los alrededores del Cuartel de la Montaña.
4-Tagueña, M. (1973). Testimonio de dos guerras. Ediciones Oasis, México.
5-Barea, A. (1944). La forja de un rebelde (II): La llama. Editorial Losada, p. 170
6-Pozo Rivera, E. (1983). El crecimiento urbano en el inicio de la carretera de Extremadura: El barrio de la Puerta del Ángel, Anales de Geografía de la Universidad Complutense. Nº 3, p. 203
7-El abandono de una barriada. El Imparcial. 16-01-1930, p. 2
8- Arrarás, J. (1941). Historia de la Cruzada Española. Ediciones Españolas S. A. Vol. IV, tomo 17, p. 402
9-Ciudadanos por el cambio (2011). op. cit.
10-Tagüeña, M. op. cit. p. 104
11-Ibidem. p. 102
12-Arrarás, J. op. cit. p. 394
13-Guzmán, E. (2006). La muerte de la esperanza. Ediciones VOSA, p. 79
14-Ibidem, p. 84
15-Guzmán, E. (1939). Rojo y negro. Milicias confederales. Ediciones del C. de A. y D. pro C.N.T.-F.A.I., p. 50
16-Tagüeña,M op. cit. p. 104
17-Jornadas históricas. La noche del sábado 18 al domingo 19 de Julio en Madrid. Crónica. 26-07-1936
18-Guzmán. op. cit. p. 103
19-Arrarás, J. (1941). op. cit. p. 439
20-El socialista. 19-07-1936
21-Archivo Histórico Nacional, Causa General, 1517, Exp. 4
22-Madrid turístico y monumental, n. 9, 1936, p. 58
23-Tagüeña,M. op. cit.p. 107
24-Arrarás,J. op. cit. p. 439
25-Ibidem p. 419
26-Ibidem p. 422
27-Cómo se rindió el Campamento sublevado. La Libertad, 21-07-1936



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